Fue todo tan rápido y prematuro de cómo se dieron las circunstancias. No te pude decir tantas cosas que quería que tu supieras, pero no era el momento correcto para decirlo, aún teníamos la semilla del amor creciendo en nuestros corazones. Fuiste tu quien decidió evitar su crecimiento, en tanto yo me mantuve en silencio, mis ojos lloraban y en el pensamiento resonaba un doloroso y efímero ¿por qué?. Hoy el destino convoco nuestros nombres, la ruleta se puso en marcha y nos vuelven a interponer a cada uno en el camino del otro.
Tiempo es ahora de mencionarte lo que no tuve oportunidad de expresar en ese momento. Sí, es algo que atropella mis criterios, pero el sentimiento es verdadero, el cariño que por ti siento hace apegarme muchos más, por esto y por demanda puedo decir que te amo, no me preguntes que es, no me preguntes el por qué, ó tal vez sí sé; pero le temo al tiempo, temo que continúe su inagotable marcha y me deje de nuevo con la amargura de aquel invierno, por eso lo digo seguro, ¿qué acaso no se te hace extraño?, el juego nos pronuncia otra vez, significa que no hay más caminos, no merecemos buscar más en otras personas lo que queremos, de seguro no nos van a valorar cómo tu y yo lo haremos, di que me amas, acepta el miedo y seamos fieles a la palabra, yo te acompañaré hasta el fin de los tiempos, cada día aprenderé a quererte más de lo que ahora te quiero, entonces; ¿qué dices?, ¿aceptas acompañarme?.
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